El saxofón en orquesta romántica y post-romántica, en la ópera y en la música de cámara del S.XIX
La orquesta romántica y post-romántica
La escritura orquestal fue evolucionando gradualmente desde el siglo XVIII, basándose en el cuarteto de cuerdas, donde las cuerdas se doblaban con los vientos según su registro agudo o grave. Estas orquestas podían reunir hasta 50 instrumentistas, con las cuerdas encargadas de las melodías, aunque los vientos podían ejecutar pasajes solistas.
La transición hacia la gran orquesta sinfónica le debe mucho a Hector Berlioz (1803-1869), quien, mediante sus críticas en el Journal des Débats, animó a Adolphe Sax a desarrollar sus invenciones. Berlioz, maestro de la orquestación, agrupaba instrumentos según sus timbres, utilizaba el espacio sonoro y daba protagonismo a instrumentos habitualmente discretos. En la segunda mitad del siglo XIX, la incorporación de nuevos instrumentos como el saxofón permitió explorar climas sonoros inéditos y mágicos.
El desarrollo de la orquesta y su escritura fue paralelo al aumento de los conciertos públicos. En Francia, tras la Revolución, surgió el gusto por eventos al aire libre, conciertos y bailes públicos. Sin embargo, el público francés mostraba poco interés por las obras largas y prefería las presentaciones como espacios sociales para encuentros y ostentación. Ejemplo de esta dinámica es el "concurso público" celebrado en los Campos de Marte en París (1845), que enfrentó a la banda de Sax y la de Carafa para determinar cuál sería adoptada en la reforma de las bandas militares francesas. La banda de Sax fue elegida por aclamación popular.
Aunque el público francés era inicialmente reticente al silencio y la oscuridad de las salas de concierto, al final del siglo XIX se logró una mayor aceptación. Francia, pese a estas limitaciones, produjo excelentes sinfonistas como Berlioz, pionero de la "música programática", donde la idea crea la forma, y maestro en la orquestación que influyó profundamente en compositores europeos.
En este período, el saxofón enriqueció el conjunto orquestal en obras de compositores como Bizet, Saint-Saëns, Vincent d’Indy, Paul Dukas, Honegger, Strauss y Wagner. Además, la forma del concierto solista se amplió, aunque el equilibrio alcanzado por Mozart en el siglo XVIII se perdió, privilegiando al piano. El saxofón no obtuvo su primer concierto como solista hasta el siglo XX, con el Concierto para saxofón de Paul Gilson (1901), encargo de Elise Hall, saxofonista amateur y mecenas musical de Boston, a la cual dedicaremos un capítulo.
Escuchad atentamente el primer concierto para saxofón solista de la historia del saxofón
Dos estilos dominaron los conciertos solistas: uno enfocado en el virtuosismo y otro en el equilibrio entre solista y orquesta. El Romanticismo, además, enriqueció el ritmo y la melodía, desarrollando nuevas formas musicales como el “poema sinfónico”. Esto impulsó a la orquesta a estructurarse con la plantilla instrumental que conocemos hoy en día. Este periodo destacó por la experimentación y el uso de diferentes combinaciones tímbricas, estableciendo a los compositores de esta era como los mejores orquestadores de la música.
Adolphe Sax, utilizando su influencia, introdujo el saxofón en la orquesta, diseñando modelos en Do y Fa específicamente para ella. Ejemplos notables incluyen:
- Bizet, en L'Arlésienne (1872), donde utilizó el saxofón alto en el Intermezzo.
- Strauss, en su Sinfonía Doméstica (1902), donde empleó un cuarteto de saxofones para enriquecer el timbre orquestal. En una obra que describe un día en la vida del propio compositor y su familia:
- El saxofón soprano y alto o barítono están escritas en líneas imitativas / paralelo fundiéndoselas con otros instrumentos
- Ninguno de los dos ejemplos permite al saxofón proyectarse tímbricamente.
- Su función fue meramente tímbrica y de refuerzo armónico, no expresiva ni solista. Su uso puede haber sido como guiño a la modernidad.
- Vincent d’Indy, en Choral varié Op.55 (1903), obra de gran interés para saxofón y orquesta, con una estructura cíclica influenciada por César Franck y Wagner.
Estos fueron parte de la fiebre innovadora del siglo XIX, pero no encontraron hueco en el repertorio orquestal clásico o romántico. Algunos fueron directamente olvidados; otros sobreviven en nichos.
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Instrumento | Inventor / Fecha aproximada | Curiosidad |
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Sarrusofón | Pierre-Louis Gautrot (1856) | Sustituto del fagot en bandas militares. Sonido entre fagot y saxofón. Hoy casi extinto. |
Oficleido | Jean Hilaire Asté (1817) | Predecesor de la tuba. Berlioz lo usó, pero quedó obsoleto. |
Armoniófono | Siglo XIX | Mezcla de armónica y órgano. Muy raro. |
Clarinete contralto | Mitad del s. XIX | Demasiado grande y poco práctico. |
Trompeta de llaves | Principios del s. XIX | Superada por la trompeta de pistones. |
Flicorno bajo | Siglo XIX | Pocas obras lo incluyen, relegado al ámbito militar. |
Serpentón | Evoluciona desde el barroco | Aún usado en el XIX pero desaparece con la tuba. |
Harmonicor | Patentado en 1830 aprox. | Intento de combinar armónica y flauta. No prosperó. |
Trompa omnitónica | 1815 | Capaz de cambiar de tonalidad. Demasiado compleja. |
Cornofón | Siglo XIX | Tocado con arco pero con cuerpo de metal. Muy raro. |
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Estos otros instrumentos sobrevivieron paso del tiempo, algunos incluso con gran éxito en otros contextos (como jazz, música folclórica o militar), pero su uso actual en la orquesta sigue siendo marginal o anecdótico.
Instrumento | Usos actuales | Comentario orquestal |
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Saxofón | Muy popular en jazz, bandas, cámara | Presente en algunas obras (Ravel, Prokófiev, Strauss), pero rara vez es estable en la orquesta. |
Acordeón | Música folclórica, contemporánea, tango | Usado en obras modernas o específicas, pero fuera del canon tradicional. |
Banjo | Folk, jazz, músicas del mundo | Alguna aparición colorista en orquestas modernas (ej. Gershwin). |
Celesta | Inventada en 1886 | Aunque suena en Tchaikovsky o Debussy, se usa esporádicamente. |
Armonio | Música sacra, cámara | Sustituido por el órgano o sintetizadores. Presencia limitada. |
Corneta | Marchas, bandas | Reemplazada por la trompeta en el repertorio sinfónico. |
Guitarra | Muy extendida en otros géneros | Uso ocasional como color (ej. Rodrigo, Bernstein, Mahler X). |
Mandolina | Música barroca, popular | Aparece en contadas obras como Mahler o Respighi. |
Trompa wagneriana | Utilizada por Wagner y Strauss | Aparición limitada fuera de repertorios específicos. |
Como anécdota bastante significativo con respecto a la utilización del saxofón en el entorno orquestar decir que Rossini, admirador del saxofón, propuso que se enseñara en el Conservatorio de Bolonia, aunque paradójicamente solo lo utilizó una vez, en La corona de Italia (1868). Sería muy curioso que durante su funeral, un cuarteto de saxofones interpretó la marcha fúnebre de Beethoven.
Como hemos comentado en publicaciones anteriores, un instrumento no puede sobrevivir al paso del tiempo si no hay virtuosos o solistas que, con empeño, impulsen la escritura de repertorio. A su vez, debe generarse un movimiento de curiosidad en el gran público que desee disfrutar de la música a través de él. La publicación de obras con interés pedagógico por un lado, y artístico por otro, actúa como puente entre ambos mundos: el del intérprete apasionado y el del oyente curioso.
El saxofón emergió con identidad propia al final del Post-romanticismo. Alexander Glazounov, en su Concierto para saxofón y orquesta de cuerdas (1934), creó una de las obras más representativas del estilo post-romántico para saxofón, influyendo profundamente en su literatura.
Línea temporal de acontecimientos significativos
- 1845: Concurso público en los Campos de Marte en París, donde la banda de Sax es elegida por aclamación.
- 1868: Rossini utiliza el saxofón en La corona de Italia.
- 1872: Bizet incorpora el saxofón alto en L'Arlésienne.
- 1901: Paul Gilson escribe el primer concierto para saxofón y orquesta.
- 1902: Strauss emplea un cuarteto de saxofones en su Sinfonía Doméstica.
- 1903: Vincent d’Indy compone Choral varié para saxofón y orquesta.
- 1934: Glazounov escribe su Concierto para saxofón y orquesta de cuerdas.
El saxofón en la ópera
El viaje del saxofón desde su presentación en la Exposición Industrial de Bruselas en 1841, pasando por su debut en las clases de las "Gimnastiques" musicales de París en 1844, hasta su integración en la Ópera de París en 1852, es una historia de ingenio, sincronización y perseverancia. Como ya podréis imaginar, este instrumento, inicialmente controvertido, encontró su camino en el género operístico gracias al propio Adolphe Sax y a una generación de compositores innovadores que vieron en él un recurso único para expandir las posibilidades sonoras de la orquesta.
Adolphe Sax y su influencia en la ópera
Recordatorio histórico: Adolphe Sax (1814-1894) se trasladó a París en 1842 con el objetivo de establecer un taller de fabricación para sus instrumentos. Además del saxofón, Sax revolucionó la música al modernizar el clarinete bajo y diseñar una serie de instrumentos de viento-metal, como los saxhorns y la saxtuba. Estas invenciones llamaron la atención de destacados compositores como Hector Berlioz, Fromental Halévy, Gaetano Donizetti, Giacomo Meyerbeer y Ambroise Thomas. El saxofón ofrecía una nueva paleta tímbrica y posibilidades técnicas que inspiraron a estos compositores a experimentar con su sonido en el contexto operístico.
En 1847, Sax fue nombrado director de la banda de la Ópera de París. La banda (fanfarria) era un conjunto instrumental que actuaba en el escenario o tras bambalinas durante las óperas, y su instrumentación flexible permitió a Sax introducir sus creaciones en este entorno. Este puesto le brindó la oportunidad de colaborar con los principales compositores de la época, como Donizetti, Verdi, Wagner, Gounod y Rossini.
El debut del saxofón en la ópera
El saxofón apareció por primera vez en el escenario operístico el 1 de diciembre de 1844 en la ópera bíblica Le Dernier Roi de Juda de Jean-Georges Kastner, representada en el Conservatorio de París. En esta obra, Sax interpretó un saxofón bajo inacabado, marcando el debut del instrumento en un contexto orquestal. Kastner también utilizó un cuarteto de saxofones en su obra Les Voix de Paris (1857), aunque no hay evidencia de que esta pieza haya sido interpretada.
En 1852, Fromental Halévy incluyó un cuarteto de saxofones (soprano en Si♭, dos altos en Mi♭ y bajo en Do) en su ópera Le Juif Errant, estrenada en la Ópera de París. Sax participó como intérprete en esta producción, que se representó 50 veces entre 1852 y 1853. Según el crítico François-Joseph Fétis, el cuarteto de saxofones causó una gran impresión, mostrando "efectos desconocidos hasta ahora" en el repertorio sinfónico.
En 1851 y 1853, el compositor Armand Limnander de Nieuwenhove empleó el saxofón en sus óperas Le Château de la Barbe-Bleue y Le Maître Chanteur. Aunque estas obras fueron bien recibidas en su época, cayeron en el olvido.
El saxofón en las óperas de Meyerbeer y otros compositores
Giacomo Meyerbeer utilizó el saxofón en L’Africaine (1865), donde lo empleó como una voz alternativa al clarinete bajo. Aunque es incierto si Meyerbeer deseaba reemplazar al clarinete bajo por el saxofón, esta inclusión marcó uno de los usos más destacados del instrumento en la ópera. En su obra anterior Le Prophète (1849), Meyerbeer había planeado un solo de saxofón, pero lo eliminó durante los ensayos. Sin embargo, una grabación moderna de 2017 restauró esta parte, permitiendo escuchar el saxofón como Meyerbeer lo había concebido originalmente.
Durante las décadas de 1860 y 1870, compositores como Ambroise Thomas, Jules Massenet y Léo Delibes incorporaron el saxofón en sus óperas y ballets. En Hamlet (1868) de Thomas y Werther (1892) de Massenet, el saxofón desempeñó roles destacados, aportando un carácter expresivo único.
En el siglo XX, Giacomo Puccini utilizó el saxofón alto en Turandot (1926) para reforzar un coro femenino situado fuera del escenario. Este pasaje demuestra cómo el saxofón podía resolver problemas acústicos y aportar una calidad vocal distintiva.
El declive del saxofón en la ópera
A pesar de estos logros, el saxofón no logró consolidarse como un miembro permanente de la orquesta operística. Berlioz, aunque inicialmente incluyó el saxofón en La Damnation de Faust, eliminó las partes asignadas al instrumento. Además, el rechazo de algunos compositores, como Donizetti en Don Sebastián y Verdi en Jerusalem, limitó su adopción. Con el cambio de estilo hacia el impresionismo en la década de 1890, liderado por Claude Debussy y César Franck, el saxofón fue desplazado por nuevas sensibilidades musicales.
El instrumento no volvió a ganar relevancia en la música académica hasta el siglo XX, cuando figuras como Marcel Mule revitalizaron su estudio y repertorio.
Línea temporal de acontecimientos significativos
- 1844: Debut del saxofón en la ópera con Le Dernier Roi de Juda de Kastner.
- 1851: Limnander utiliza el saxofón en Le Château de la Barbe-Bleue.
- 1852: Halévy incluye un cuarteto de saxofones en Le Juif Errant.
- 1865: Meyerbeer incorpora el saxofón en L’Africaine.
- 1868: Thomas utiliza el saxofón en Hamlet.
- 1892: Massenet incluye el saxofón en Werther.
- 1926: Puccini utiliza el saxofón alto en Turandot.
- 1942: Marcel Mule introduce la clase de saxofón en el Conservatorio de París.
La música de cámara y el saxofón en el siglo XIX
En el siglo XIX, la música de cámara consolidó su lugar como una forma culta y expresiva, destacándose tanto por su alta calidad como por su capacidad de reunir a músicos en un entorno íntimo. Esta música se desarrolló en dos niveles: por un lado, como un género interpretado por especialistas en salas de concierto, y por otro, como una actividad convivial entre amateurs de buen nivel técnico, ejemplificada en las famosas schubertiadas, donde Franz Schubert y sus amigos se reunían en casas o tabernas para disfrutar de la música.
Formaciones y repertorio
Durante el siglo XIX, surgieron numerosas formaciones de música de cámara, desde dúos hasta octetos y otras configuraciones más heterogéneas al final del periodo. El saxofón, con su timbre novedoso y original, comenzó a integrarse en este repertorio, añadiendo una nueva dimensión sonora. La formación predominante fue el cuarteto de cuerdas, que simbolizaba la interacción entre cuatro músicos en una conversación musical refinada. Este formato clásico representaba un test de maestría en la escritura musical.
Uno de los hitos más importantes en la literatura de cámara para saxofón fue el Premier Quatuor, Op. 53 (1858) de Jean-Baptiste Singelée, considerada la primera obra escrita específicamente para cuarteto de saxofones. Según Jean-Marie Londeix, esta pieza, de estilo académico y profundamente romántico, explora las posibilidades tímbricas del saxofón, creando un diálogo cargado de expresividad y climas mágicos.
Evolución y contextos históricos
A finales del siglo XIX, la música de cámara evolucionó incorporando influencias de la música popular y nuevos recursos rítmicos y temáticos. En un contexto marcado por la derrota de Francia en la guerra Franco-Prusiana (1871), la música de cámara reflejaba una tendencia hacia la introspección y el resurgimiento de un espíritu nacionalista. En contraste con el repertorio más ligero y lúdico de las primeras piezas de cámara para saxofón, las obras posteriores adquirieron un carácter más serio y refinado.
Mientras que Italia mostró poco interés por la música de cámara, Francia se convirtió en el epicentro del desarrollo de obras para saxofón. Compositores rusos también contribuyeron significativamente, respetando los modelos clásicos pero añadiendo lirismo y ritmos folclóricos. Alexander Glazounov, en 1932, compuso uno de los últimos cuartetos románticos para saxofón, fusionando influencias del romanticismo alemán wagneriano con la tradición y el folclore ruso.
Creación de repertorio para saxofón
Tras la invención del saxofón, surgió la necesidad de crear un repertorio que sirviera tanto para su pedagogía como para su integración en la música de cámara. Jean-Baptiste Singelée y Jules Demersseman lideraron este esfuerzo, componiendo numerosas piezas para los exámenes de los primeros estudiantes de saxofón en el Conservatorio Imperial de París. Obras como Fantaisie Brillante y Solo de Concert de Singelée, y Fantaisie sur un Thème Original de Demersseman (1866), se convirtieron en piezas clave del repertorio.
Otros compositores, como Jérôme Savari, alumno de Adolphe Sax, escribieron tanto para saxofón solista como para formaciones diversas, incluyendo tríos, cuartetos y sextetos. Louis Mayeur también contribuyó con obras pedagógicas y su Méthode pour Saxophone (1867), que incluía fantasías basadas en estilos de compositores como Mendelssohn, Rossini, Mozart y Beethoven.
Virtuosos y contribuciones tempranas
El saxofón también contó con el apoyo de virtuosos como Jean-Baptiste Souallé, quien en 1861 publicó Caprice pour Turcophone ou Saxophone Alto en Mib et Piano. Souallé, un apasionado viajero, presentó en Calcuta en 1857 un repertorio que incluía composiciones propias como Souvenirs of Ireland y Souvenirs de Shanghai. Su contribución fue elogiada por figuras como Hector Berlioz, quien lo escuchó en París en 1851.
Importancia pedagógica y desarrollo literario
Entre 1844 y 1845, George Kastner, amigo de Sax, escribió el primer método para saxofón, Méthode complet et raisonné de saxophone, destinado a la instrucción militar. Kastner también compuso obras tempranas como Variations Brillantes(1847) y Grand Sextuor (1850), explorando las capacidades del saxofón en formaciones de cámara. Estas piezas sentaron las bases para una incipiente literatura camerística, cuyo propósito inicial era principalmente pedagógico.
Línea temporal de acontecimientos significativos
- 1844-1845: George Kastner escribe el primer método para saxofón y sus primeras obras camerísticas.
- 1858: Jean-Baptiste Singelée compone Premier Quatuor, Op. 53, el primer cuarteto para saxofones.
- 1861: Jean-Baptiste Souallé publica Caprice pour Turcophone ou Saxophone Alto en Mib et Piano.
- 1866: Jules Demersseman compone Fantaisie sur un Thème Original para saxofón y piano.
- 1867: Louis Mayeur publica su Méthode pour Saxophone, incluyendo piezas pedagógicas.
- 1932: Alexander Glazounov compone uno de los últimos cuartetos románticos para saxofón, fusionando influencias románticas y folclóricas.
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