Darius Milhaud (1892–1974): Frescura, humor y optimismo vital.
Contexto histórico
Darius Milhaud nació en Marsella en 1892, descendiente de una familia judía asentada desde siglos en Provenza y el condado de Venaissin. Su infancia transcurrió feliz en un ambiente culturalmente rico, aunque con salud delicada. Aprendió violín a los siete años y con doce integró un cuarteto de cuerdas en Aix-en-Provence. En 1909 se trasladó a París para estudiar, frecuentando clases de armonía con Leroux, fuga con Widor y contrapunto con Gédalge, así como estudios privados con Koechlin, de quien recibió una influencia decisiva.
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Darius Milhaud (1892–1974) |
Pronto conectó con figuras como Paul Claudel, quien lo contrató como secretario durante su misión diplomática en Brasil (1917-1918). Allí Milhaud se impregnó profundamente del folclore sudamericano, una influencia que más tarde se complementó con el descubrimiento del jazz en París y, en 1923, en EE. UU.
A su regreso, se integró en el Grupo de los Seis (Auric, Durey, Honegger, Poulenc, Tailleferre), apoyados por Cocteau, con el propósito de defender la música francesa frente al wagnerismo y al impresionismo. Aunque cercano a Satie, Milhaud se mantuvo fiel a la polifonía y a su propio ideal de equilibrio entre corazón y mente, bajo las influencias de Debussy, Mussorgsky, Satie, Koechlin y Stravinsky.
Durante los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial viajó intensamente (Viena, Holanda, Italia, España, Portugal, URSS, EE.UU.), y en 1940 se exilió en EE.UU. huyendo del nazismo, estableciéndose en Oakland, California, donde enseñó en Mills College. En 1947 fue nombrado profesor en el Conservatorio de París, dividiendo su tiempo entre París y Oakland hasta el final de su vida.
Características de su música
“El arte del compositor consiste en tomar dictado de la música que ya está en el aire.”
Fuente: Darius Milhaud, Notes Without Music: An Autobiography (Alfred A. Knopf, 1952), p. 238.
“Todo lo que compongo está impregnado de la luz del Mediterráneo.”
Fuente: Darius Milhaud: Modality & Structure in Music de Robert Shapiro (Pendragon Press, 1996), p. 19.
Milhaud fue un compositor prolífico con más de mil obras publicadas que abarcan todos los géneros: sinfonías, cuartetos, óperas, ballets, música de cámara y coral, así como piezas para piano, música incidental y obras corales. Su música se caracteriza por:
Politonalidad (uso simultáneo de varias tonalidades).
Integración de ritmos de jazz y del folclore brasileño, creando una sonoridad colorida y rítmica.
Equilibrio entre emoción y estructura.
Frescura, humor y un optimismo vital incluso en obras de gran seriedad.
A pesar de que algunos le reprocharon diletantismo por la cantidad y diversidad de su producción, su obra mantiene una coherencia animada por una alegría creativa genuina, capaz de asimilar y armonizar elementos aparentemente contradictorios.
Obras importantes
- El buey sobre el tejado (Le Boeuf sur le Toit, 1920)
Ballet de espíritu carnavalesco, inspirado en melodías populares brasileñas que Milhaud recopiló durante su estancia en Brasil como secretario de Paul Claudel. Originalmente concebido como acompañamiento para una película muda, la obra se transformó en ballet gracias a la colaboración con Jean Cocteau, quien aportó el guion y la puesta en escena.
- La creación del mundo (La Création du Monde, 1923)
Ballet en un acto que integra elementos del jazz, género que Milhaud descubrió en París y Nueva York. La obra representa una visión africana del mito de la creación y fue creada para los Ballets Suédois, con escenografía y vestuario del pintor Fernand Léger. El papel del saxofón es fundamental, especialmente en la introducción melódica.
- Esther de Carpentras (1938)
Ópera basada en la historia bíblica de Ester, reina de Persia, que salva a su pueblo de la destrucción. Milhaud se inspira en la tradición musical judía provenzal, rindiendo homenaje a sus raíces familiares. La obra fue estrenada en la Opéra-Comique de París.
- Christophe Colomb (1930)
Ópera en dos actos con libreto de Paul Claudel, que explora el viaje de Cristóbal Colón y la dimensión espiritual de la aventura. La colaboración con Claudel, amigo y mentor de Milhaud, aporta profundidad literaria y filosófica a la música.
- Bolivar (1950)
Ópera dedicada a la figura de Simón Bolívar, el libertador de América del Sur. El libreto, también de Claudel, resalta los ideales de libertad y justicia. La obra fue encargada por la Ópera de París y refleja la fascinación de Milhaud por las culturas latinoamericanas.
- David (1955)
Ópera basada en la vida del rey bíblico David, escrita para la inauguración de la Ópera de Israel en Tel Aviv. La obra celebra la identidad judía y la herencia cultural de Milhaud, combinando coros monumentales y orquestación colorida.
Estas obras muestran la variedad de influencias culturales y colaboraciones artísticas que marcaron la carrera de Milhaud, así como su capacidad para fusionar tradición y modernidad en todos los géneros musicales.
Obras para saxofón: detalle sobre Scaramouche y La création du monde
Scaramouche (1937): Originalmente concebida para dos pianos, esta obra fue adaptada para saxofón alto y orquesta, y también para saxofón alto y banda. El primer movimiento, Vif, fue compuesto inicialmente para la obra teatral Le Médecin volant de Molière, lo que subraya la conexión de Milhaud con el teatro. La pieza destaca por su vitalidad rítmica y su brillantez melódica, convirtiéndose en un referente clave del repertorio para saxofón clásico. La adaptación para saxofón permite aprovechar la expresividad y colorido del instrumento, integrando la polifonía y la politonalidad características de Milhaud.
La création du monde (1923): En este ballet, el saxofón tiene un papel fundamental, especialmente en la introducción melódica que establece el tono de la obra. Milhaud utiliza el saxofón para evocar el jazz y el folclore afroamericano, integrándolo en una orquestación clásica con una sensibilidad innovadora. Esta obra es pionera en la incorporación del saxofón en la música clásica europea, mostrando el potencial tímbrico y expresivo del instrumento más allá del jazz.
Legado y vigencia
Darius Milhaud ocupa un lugar central en la estética del neoclasicismo del siglo XX, corriente que, lejos de rechazar la tradición, la reinterpreta con libertad y espíritu innovador. Su música, fiel a la claridad formal y la economía de medios característica del neoclasicismo, se distingue por la integración de elementos populares —como el jazz y el folclore brasileño— en estructuras clásicas, la politonalidad y una vitalidad rítmica inconfundible. Milhaud supo dialogar con el pasado sin nostalgia, abriendo caminos a la modernidad y manteniendo siempre un equilibrio entre invención y rigor. Su legado sigue siendo un referente para intérpretes y compositores, y un ejemplo de cómo la tradición puede renovarse de manera creativa y universal.
Bibliografía
Diccionario Enciclopédico de la Música, Océano.
El Mundo de la Música, Océano.
Historia de la Música, Jaime Ingram.
Nuevo Diccionario de la Música (Roland de Candé, entrada: Milhaud, Darius).
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